La Nación 1/2015

Bossaball, el furor de las playas

MAR DEL PLATA.- Ingredientes para un buen partido de bossaball: una dosis importante de los mejores golpes y pases de vóley. Precisión en los pies y recursos de futbolista. Una porción generosa de destreza de gimnasta, y capacidad de giros y trucos en el aire propios de la capoeira. Habilidad, creatividad y picardía, a gusto. Ah.. y un DJ que le ponga música de fondo al partido.

Quien logre la mejor combinación, de un lado y otro de la red montada sobre una colchoneta inflable de tres niveles y cama elástica incluida, tiene las mejores chances de ser ganador. Lo seguro es que los seis o diez participantes que puede tener cada partido tienen diversión y exigencia física aseguradas.

La playa se convierte en un espacio ideal para este juego que cada vez suma más adeptos a fuerza de exhibiciones, como las que llegaron este verano a la costa atlántica. Mar del Plata, Pinamar y Mar Chiquita son sólo algunos de los destinos donde turistas y lugareños se sorprendieron con ese escenario en el que un jugador puede liquidar un punto con un remate desde cuatro o más metros de altura. «Al principio, lo ven como algo raro por la cancha, luego se familiarizan porque los movimientos de juego los tienen vistos de uno y otro deporte», cuenta Ari Bresler, referente en la Argentina de esta novedosa práctica empapada con aires de show. El último fin de semana, de la mano del seleccionado argentino de esta disciplina, el bossaball se instaló en playa Varese. Su práctica sólo es posible con un despliegue importante que incluye la cancha inflable de 18 metros de largo por 14 de ancho. Los tres pisos tienen una diferencia de 60 centímetros de altura y el más alto guarda una cama elástica de 3,5 metros de diámetro.

Las reglas indican seis toques como máximo y hay que alternar pases con la mano, pie y cualquier otra parte del cuerpo. Se juega a 21 puntos por set y se anota un tanto si toca en la colchoneta rival y tres si el balón cae en la suerte de herradura que contiene a la cama elástica, bien próximo a la red. Los más dóciles aprovechan movimientos del cuerpo en el aire tanto para ganar agilidad como para sumar alternativas que confundan y sorprendan al rival. Tiran saltos mortales y tirabuzones que luego, sobre la colchoneta, completarán con un remate de pelota.

Es un juego que nació en 2004 de la mano del belga Filip Eyckmans, tiene su reglamento, que se aplica a nivel internacional, y suma adeptos en todo el mundo. Hay seleccionados en más de veinte países, incluida la Argentina. Varios de sus integrantes son los que acompañan esta gira de demostraciones y shows que vienen realizando por la costa atlántica.

Source: Link

La Nacion Bossaball El furor de las playas